Momentos en el tiempo, obras artísticas que ya no existen, materiales naturales y poco comunes, esto fue y es lo que describe el arte de Andy Goldsworthy, un artista británico, que odia encasillarse en algún movimiento artístico pero que es mayormente catalogado dentro del Land Art. Considerado como uno de los escultores más brillantes de su generación este lobo solitario y espíritu del bosque continúa impresionando al mundo del arte día a día.

Su obra es fácil de reconocer, porque trabaja materiales “naturales”  en su entorno como por ejemplo: hojas, piedras, madera y hielo, que al ser “unidas” forman una frágil escultura, estas son normalmente desarrolladas en el mismo espacio en que se encuentran sus materiales y por tanto son de poca duración.

Una forma de ver su trabajo seria entendiéndolo como un momento en el tiempo, una cosa que fue y ya no es, debido a que fue sometida al cambio de su entorno y solo se posee su registro fotográfico en la mayoría de los casos. Es decir obras momentáneas que están hechas para ser observadas desde la memoria de otro, pero, ¿cómo apreciar algo que ya no es?,  algo que solo poseemos en una imagen, y que en realidad deberíamos de poder valorar con nuestros sentidos, llegando a entender que este arte, no es de los que se almacenan en museos o en unas cuatro paredes sino en la experiencia que otorga el mismo, pero acaso esta experiencia, otorgada por su entorno, es realmente el único momento en que se puede apreciar su belleza, entonces tocaría montar un circo y convertir esta actividad solitaria y reflexiva en un show para que todo el mundo aprecie su belleza en el momento; pero a su vez le estaríamos otorgando un objetivo a la obra, de ser un show, quitándole su trascendencia y en consecuencia su belleza, pero como se analiza en “Rivers and tides” su belleza genera la destrucción de la obra y por tanto ¿Acaso se podría completar un ciclo?

Entonces no se puede plantear una forma alterna para apreciar su trabajo, y por tanto su obra está bien tal como es, escondiendo la magia del proceso de creación y en consecuencia pretende incitar a su público a crear su propia obra para tener un auto proceso meditativo.

Su pensamiento se basa en el fluir con la naturaleza, acomodándose al paso del tiempo, como el agua fluye con el rio, aceptando los cambios y aprendiendo de ellos mismos, pero partiendo de unas raíces estables que permiten un profundo análisis de los cambios, porque es en esta calma de la quietud en donde se aprecian todos los movimientos y transformaciones en el espacio tiempo. ¿Acaso el fluir de las cosas no nos lleva a simplemente aceptar los cambios y por lo tanto dejar de aferrarnos? es decir que si de alguna forma aún estamos aferrados a nuestras raíces, estas no nos dejaran avanzar hasta el final. ¿Porque entones el autor plantea una unión entre las dos?, si una debilita a la otra, o lo planteado por el artista es tener una relación saludable con ambas, es decir aceptar nuestras raíces y dejarnos llevar por el flujo del rio.

Realmente no podemos decir si su arte es realmente arte y si existe una mejor forma de compartirlo o admirarlo, pero lo que si podemos decir es que de alguna forma es trascendente en nuestra sociedad actual que busca una conexión en su entorno debido a encontrarse perdida en este mundo tan industrializado e inhumano. Él no nos necesitara pero nosotros lo necesitamos como puente para encontrar ese balance tan deseado.