El cementerio de Artistas.
La idea de la muerte, fascina o aterra a la raza humana, se tiene la certeza de que ocurrirá, pero se desconoce el momento y la hora de la misma; es por esto que probablemente la mayoría de las personas ignoran esta realidad y continúan con su vida. Pero existe un tipo de profesional que contempla la idea y la ejecuta en su existir, este es el artista y su muerte se halla en su obra.
Para entender este planteamiento, Barthes Roland en su texto “La muerte del autor”, empieza dando un ejemplo acerca de quien habla en la historia de un castrado vestido de mujer; concluye que nunca se podrá saber, debido a que en la escritura, ocurre una destrucción de toda voz de origen, es un lugar neutro, donde se pierde toda identidad del cuerpo que escribe. Es este hecho de despersonalización donde el autor entra en su propia muerte. Cuando ya ha realizado esta explicación, introduce la noción del concepto, del autor en la historia. Aclara que antes del Renacimiento, el autor era inexistente y después, el autor impera y se convierte en la explicación de su obra. Es en la Modernidad donde otra ruptura ocurre; los autores, se encuentran en la necesidad de desligar la explicación de su obra de ellos mismos, porque al ponerle un significado último, no se cumple con todo el potencial de la obra. El texto concluye en la explicación de cómo el potencial de la obra se logra a partir de sus diferentes interpretaciones y que la obra no tenga un significado último, sino que es el lector quien lo debe y puede analizar “el nacimiento del lector se paga con la muerte del autor.”
Primero toca aclarar que el texto se enfoca en la muerte del autor desde la perspectiva de un escritor y de un lector, de la creacion artistica de la escritura y la capacidad de inventar mundos ficticios o reales bien detallados en un espacio tiempo definido, en cambio el objetivo de esta critica, es ligarlo con la concepcion de artes visuales y la necesidad mutua de poder ser juzgada unicamente como obra artistica y no como una protuberancia de su creador, la diferencia que existe entre la obra visual y la escrita, es que una es un momento en el tiempo y la otra varios. El texto acierta en el hecho de que la obra no debe de tener una interpretación única y que esta, mucho menos debe de ser juzgada respecto a su autor, muchas veces uno aprende a apreciar las obras y juzgarlas por su mismo valor, sin que este, se vea afectado por su creador y sus acciones. Aunque el hecho de desligar completamente al autor de su obra es algo que pocas veces se logra obtener. Siempre que se hace una crítica, mencionan la vida del artista como factor importante a la hora de interpretar la obra. Entonces el objetivo modernista no se ha conseguido y probablemente no se conseguirá. Es ese ideal imposible de alcanzar.
Para concluir, la muerte del autor es el objetivo, mientras nuestra sociedad no aprenda a ver únicamente la obra y no a quien la produce, no se llegará nunca a completar el potencial de toda la obra artística producida. Es decir los artistas continuarán viviendo en su obra, hasta que en un futuro puedan descansar en paz.